Tras cinco años en los que las remeras gallegas monopolizaron la Bandera de La Concha, la tripulación de Zumaia consiguió dejar, por primera vez en la historia, la madre de todas las banderas en España. La 'Telmo Deun' puso así un broche de oro a una temporada casi perfecta
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La tripulación de Zumaia ya trabaja parar preparar los retos que deberán afrontar durante el próximo verano. (FOTO: AINARA GARCÍA)
ZUMAIA. Han sido las protagonistas de numerosos recibimientos, homenajes y celebraciones. La ocasión lo merecía. Nunca antes una trainera vasca había conseguido ganar la Bandera de La Concha femenina. En sus cinco primeras ediciones, el codiciado trofeo voló a Galicia, pero en 2013 llegó el cambio. La Telmo Deun zumaiarra se convirtió en un bote intratable durante todo el verano. En la Liga Guipuzcoana y la Liga Euskotren ganó todas las regatas a excepción de dos y en la bahía donostiarra consiguió estar a la altura de su rol de favoritas. Ahora, con el equipo totalmente inmerso en el trabajo de pretemporada, reciben el Premio Sabino Arana, un reconocimiento que encajan orgullosas y agradecidas. Aunque las guipuzcoanas tocaron techo en el mundo del remo, aseguran que su hambre de títulos y su ambición como deportistas están intactas, por lo que en los próximos meses volverán a dejarse el alma para conquistar por segunda vez La Concha.
¿Qué supone para ustedes recibir este premio?
Oihana Erkizia: Supone un orgullo. Al principio, cuando nos dijeron que nos lo daban, solo el nombre ya te impone. Luego investigas un poco y te informas de a quién le han dado este premio a lo largo de la historia y te das cuenta de que es algo que te engrandece. Te comparan, por ejemplo, con Edurne Pasaban, una mujer que es conocida mundialmente. Creo que en el mundo del remo hay mucha gente que ha sido capaz de hacer buenas temporadas y pensar que se haya decidido premiar a Zumaia es algo que enorgullece.
¿Pensaban que ser la primera tripulación vasca en ganar La Concha podía tener tanta repercusión?
Ioana Alijostes: Estaba claro que iba a tener repercusión, porque tras cinco años de victorias gallegas la gente estaba esperando que una tripulación de aquí pudiera ganar La Concha. La verdad es que sí que nos ha dado un gran reconocimiento, pero no creo que haya sido solo por las victorias conseguidas esta temporada, si no por la trayectoria de los últimos años. Es un trabajo que está ahí de un equipo que ha tenido que luchar durante cinco años y más para poder estar arriba con las victorias conseguidas en la última temporada.
Kike Manterola: Para mí, personalmente, ser el entrenador de la primera tripulación vasca que gana La Concha femenina es un orgullo. Además, se da la circunstancia de que tengo a mi mujer remando en el bote. Es un orgullo muy grande. Yo había entrenado durante un año a una trainera de chicos y cuando el entrenador de las chicas lo dejó, se me ocurrió ponerme a entrenarlas. Lo hice con este objetivo. Ganar la Bandera de La Concha siendo el entrenador y con mi mujer remando, ha sido una pasada.
¿Imaginaban que podrían ganar La Concha cuando empezaron en el remo?
Aintzane Irazoki: Creo que ninguna de nosotras se lo podía imaginar. Yo anduve remando hace muchos años, pero entonces el remo femenino no tenía una repercusión similar a la de ahora. Para nada. Ahora, después de tantos años, ver que el club puede tener una trainera en el agua es una gran ilusión. Ganar La Concha, teniendo en cuenta además que hasta hace seis años era solo una prueba de hombres, era algo inimaginable.
¿Le queda a La Concha femenina mucho camino para equipararse con La Concha masculina?
Amaia Uranga: Teniendo en cuenta que son diferentes los trayectos que tienen que hacer los chicos y las chicas en el remo, está claro que todavía tiene que evolucionar muchísimo. Pero hay que quedarse con la idea de que trabajando durante muchos años hemos conseguido muchas cosas.
K. M.: La Concha masculina tiene otra dimensión. Es cierto que en unos años el remo femenino ha adelantado bastante. Hace siete años La Concha femenina no existía, hace cuatro años se hacía a una sola regata y ahora se hace a dos, remando los mismos días en los que lo hacen los hombres. Se está mejorando mucho, pero todavía queda mucho por andar. Es algo que pasa en todos los deportes, no solo en el remo. En cualquier deporte la vertiente masculina está más valorada que la femenina.
¿Se ha normalizado ya el remo femenino en la sociedad o la gente todavía se sorprende cuando explican que son remeras?
Mirari Ibarguren: Creo que sí se ha normalizado, pero todavía no es lo más habitual. De hecho, cuando yo he conocido a gente que todavía no tiene una relación directa con el remo o no lo conoce mucho, le dices que te dedicas a remar y te preguntan: "¿Pero tú remas? ¿Las chicas también se dedican a eso?". Tal vez en la costa, en localidades donde hay clubes de remo, están más acostumbrados y no se extrañan, pero sí creo que en general el remo femenino no es tan común como lo pueden ser el fútbol y el balonmano.
En el remo masculino las polémicas están a la orden del día. ¿El remo femenino está al margen de todo eso o también se nota esa rivalidad?
Nagore Osoro: Yo creo que entre los clubes siempre hay pique, da igual que sea entre chicos o entre chicas. Los colores siempre van a marcar diferencias y eso, al final, hace que aunque nos llevemos bien entre nosotras, siempre haya alguna que te cae mal o algún club que te cae peor que otro. Eso es inevitable. Se nota que todos estamos peleando por lo mismo y que estés por delante de los demás en las competiciones es algo que puede crearte más enemigos. Que estés por detrás también puede llevarte a pensar mal de las que van primeras. No creo que es tan acentuado como en el remo masculino, pero sí es cierto que en el remo femenino hay mucha rivalidad.
¿Qué virtud tiene esta tripulación de Zumaia?
K. M.: Destacaría precisamente que es eso: un equipo. Todas las remeras forman un todo. Se llevan muy bien y eso se nota en el trabajo. Técnicamente, a base de mucho trabajo durante años, se ha pulido mucho. No se puede destacar a ninguna remera a nivel individual. La gran virtud de este equipo es el bloque.
¿La Concha supuso un trabajo diferente tras una temporada en la que lo ganaron casi todo?
K. M.: Fue una regata más complicada por la presión que teníamos. Éramos las favoritas para ganar la bandera y esa presión te puede hacer mucho daño. El año anterior también éramos de las favoritas y el primer domingo la fastidiamos. Teníamos esa experiencia acumulada y en 2013 eso nos ha valido para estar preparadas y no caer en el mismo error. Lo aprovechamos y pudimos dejar la bandera casi encarrilada en la primera jornada.
Volviendo a La Concha. ¿Qué recuerdan de aquella mañana?
O. E.: El primer domingo, antes de la regata, estábamos serenas pero con la tensión latente. Mirabas cómo había sido toda la temporada, en la Liga Euskotren y en la Liga Guipuzcoana, y pensábamos que si hacíamos bien las cosas, podíamos estar ahí, peleando por ganar La Concha. Había que tener en cuenta también que las rivales venían de una progresión ascendente, de abajo a arriba. Teníamos en la cabeza la mentalidad de que si remábamos un poco bien y disfrutábamos de la regata, podíamos ganar. Pero está claro que siempre es una regata especial. Hoy en día en las regatas de la Liga Euskotren se mueve mucha gente, pero el día de La Concha se mueve mucha más afición. Luego, en el segundo domingo, fue muy especial el momento antes de entrar en la rampa. Vino muchísima gente de Zumaia, estaba todo el mundo saludándote y no podíamos ni mirarles a la cara porque nos poníamos a llorar. Pasaban al instante de un punto de concentración a un punto de emoción. Fue un día increíble. Creo que después de la regata todo se pasó demasiado rápido.
¿Cuándo se vieron ganadoras de La Concha?
N. O.: En un principio solo piensas en remar. Después de dar la ciaboga íbamos por delante y todas nos veíamos ganadoras. También es verdad que hasta no terminar la regata, nadie se lo creía del todo. Yo, personalmente, a partir de la isla veía que sí, que la bandera era nuestra. Les iba diciendo cualquier cosa desde la popa. Había que terminar la regata y las remeras no se lo creían porque yo les estaba insistiendo en que viviesen el momento. Así que solo pensaban en remar.
¿Con qué momento se quedan de todas las celebraciones y homenajes posteriores?
A. U.: Siendo de Zumaia, yo me quedo con el momento de llegar con el bote a la rampa del puerto. Había mucha gente de Zumaia. Fue, sin duda, lo mejor de ese día.
A. I.: La llegada al pueblo fue impresionante. Yo ni me lo creía. Al terminar todas las temporadas, aunque no se había ganado La Concha, sí que había un recibimiento en Zumaia, pero esta temporada no me imaginaba que pudiese haber tanta gente esperando en Zumaia a que llegásemos. Fue impresionante.
K. M.: Yo me quedo con el año entero. Lo hemos ganado casi todo. Solo se nos escaparon dos banderas en toda la temporada. Hemos cogido un montón de premios. Ahora incluso recibimos el premio de la Fundación Sabino Arana. Para nosotros es un orgullo que la Fundación Sabino Arana se fije en nosotros para dar este premio. Sabemos que es algo muy difícil que ocurra y menos a un equipo femenino. Si no me equivoco, este premio no se le ha otorgado a ningún club de remo. Vamos a ser los primeros. Eso es una pasada.
¿Es comparable a ganar la Liga?
Todas: No tiene nada que ver.
Ganar Liga y Concha es lo máximo en el remo. ¿Siguen con ambición y hambre por volver a ganar?
I. A.: Yo creo que todas teníamos el objetivo de ganar La Concha. Una vez que lo consigues, sí que tienes esa sensación de que has tocado techo en el remo. Sientes una gran emoción porque por fin has podido conseguir lo que tantos años y esfuerzo te ha costado. Una vez que le has dado la vuelta a eso y que empiezas otra vez a entrenar y a hablar de nuevo con la gente, siempre te entra el gusanillo por querer más. Un deportista no es deportista si no quiere más a cada momento. Estamos en ello. Haces borrón, dejas todo atrás y siempre vamos a querer una Concha más, una Liga más y otra regata más. Siempre vamos a querer más. Incluso la que está pensando en dejarlo también tiene dentro esa sensación de querer repetir.
K. M.: Es muy difícil mantener la ambición. Es difícil porque estas chicas lo han ganado todo. Algunas dejan el remo. Se nota que las que llegan ahora vienen con mucha ilusión, con ganas de conseguir otra vez lo mismo, pero es muy difícil. Además, los rivales han visto que nosotros lo hemos conseguido. Tal vez a nosotros se nos pase el hambre y a los demás les ha aumentado.
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