Miguel Ángel López es, desde el pasado 13 de agosto, campeón de Europa de la modalidad de 20 kilómetros marcha. El atleta murciano ha vivido unos días de frenesí; llamadas de familiares, mensaje de amigos e incluso un correo electrónico de Don Felipe y Doña Leticia, reyes de España. “Todas las felicitaciones me hicieron mucha ilusión”, relata cansado, pero feliz, en conversación telefónica con Sportyou.
A pesar del brillante final, el año no ha sido fácil en lo personal. Tras perderse el campeonato de España de marcha en ruta en febrero por enfermedad, el objetivo era llegar fresco a la cita internacional. Las sensaciones conforme se acercaban los días eran cada vez mejores, hasta el punto de ser consciente de que la opción de medalla tan real como la competencia de los atletas del Este de Europa. “¿Por qué no iba a lograr el oro?”, reflexiona López. Pero, ‘¿por qué tuvimos que esperar hasta los últimos 200 metros?’, podrían preguntar los espectadores y aficionados a la marcha. “No pensé que fuese a decidirse en los últimos 200 metros. Ganar así es lo máximo, es lo más difícil, lograr vencer en los últimos metros. Fue un final épico”.
Fan de Michael Jackson, confiesa que no es demasiado estricto con respecto a sus hábitos como deportista. “No vivo como un monje”. Su día normal suele comenzar a las ocho de la mañana, desayuno y entrenamiento antes de comer, descanso y vuelta al trabajo por la tarde, ya que ese es el significado que ahora mismo tiene para él el atletismo. “Vivo para entrenar. Es mi trabajo. Entrenar y cuidarme”, aunque reconoce que debería dedicar alguna hora más al estudio de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, carrera universitaria que cursa en la UCAM (Murcia).
La progresión de López es innegable; diploma olímpico en Londres 2012, medalla de bronce en el Campeonato del Mundo de Moscú de 2013 y medalla de oro en el europeo de Zúrich de 2014. Por delante está la reválida del Mundial en Pekín 2015 y los Juegos Olímpicos de Río en 2016, la cita clave de este ciclo. Sin embargo, el nivel de exigencia es proporcional al nivel de las nuevas nuevas exigencias. Nunca pensó en tirar la toalla, a pesar de que ha habido momentos difíciles como todas las concentraciones de verano que le impedían, desde su etapa de júnior, disfrutar junto a su familia o con sus amigos.
España tiene la suerte de poder disfrutar de un atleta que hizo sus pinitos en el kárate y en el baloncesto antes de decantarse por la marcha. A día de hoy, todos esos entrenamientos en solitario y lejos de casa comienzan a unos frutos de color dorado, ojalá que en sus próximos objetivos la suerte siga siendo la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario