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Ocho sonrisas a una

Ocho sonrisas a una

Las remeras del Labradores fueron protagonistas en Bañolas al lograr el oro en el estreno del ocho femenino en el certamen nacional. Coordinarse en cada palada, un reto de envergadura
El fin de semana del 21 y 22 de mayo, el lago de Bañolas (Gerona) acogió el Campeonato de España de Remo Olímpico. El Real Círculo de Labradores se colgó el oro en siete pruebas, lo que le valió para subirse al cajón más alto del podio, seguido por el eterno rival, el Náutico Sevilla, subcampeón.
Muchas sonrisas se iluminaron en los rostros de los deportistas y entrenadores del club campeón. Aunque, de poder medir la intensidad de algunas de ellas, ocho destacarían por encima del resto.
 
Por primera vez en la historia del certamen nacional se disputó la regata del ocho femenino, y las chicas del Labradores escribieron sus nombres con letras doradas en tan esperado debut.
 
La razón que impidió que hasta este año no se disputase dicha prueba, imitando a la ya existente en el cuadro masculino, respondía al reducido número de inscripciones. Un mínimo de cuatro botes debía participar durante tres años seguidos en distintas regatas para optar a participar en un campeonato de España. Bañolas se convirtió en el escenario donde la paridad fue un hecho.
 
Hasta allí viajaron Laura Clavijo, Nuria Barrios, Macarena Llano, Alicia Martínez, Lucía Silva, Mónica Ruiz, Silvia Morán, Lourdes Lucio y Blanca Valverde para demostrar su valía, acompañadas de sus entrenadores, Gaspar Company y Mirson Camadro. 
 
Pese a no ser las favoritas, tampoco subestimaban sus opciones. "En el fondo sabíamos que podíamos ganar", revela Laura Clavijo, quien, a sus 36 años, es la veterana del bote. Periodista -aunque lleva tiempo sin ejercer-, trabaja como profesora de educación física. Tras varios años entrenando a un nivel no muy exigente, se reenganchó al remo, deporte que empezó a practicar cuando tenía 12 años. "Al principio me sentía un poco fuera de lugar, porque todas son mucho más jóvenes que yo, pero ahora estoy muy feliz", revela. Su dilatada experiencia aporta esa madurez y estabilidad tan necesaria a la hora de gestionar un grupo en constante aprendizaje.
 
Basta con preguntar por las sensaciones que las invadieron al saberse campeonas de España para que la sonrisa vuelva a aflorar en sus rostros. "En el campeonato de Andalucía ya ganamos a las chicas del Náutico, así que teníamos esperanzas en volver a hacerlo", comenta Nuria Barrios, de 19 años. Cuando se vieron primeras, la adrenalina impulsó los remos hasta cruzar la línea de meta.
 
Lourdes Lucio, estudiante de Magisterio, recuerda como "tras haber luchado durante toda la temporada y con las dificultades que tuvimos que superar, ganar fue increíble". Blanca Valverde, quien acaba de terminar segundo de Bachillerato, considera el compromiso la base del éxito grupal: "Todas estábamos muy implicadas en los entrenamientos".
 
Macarena Llano, de 22 años, responde también al perfil de deportista de alto nivel que cursa estudios universitarios. Matriculada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, reconoce que llevarlo todo para adelante no es tarea sencilla, aunque el secreto, como casi todo en esta vida, radica en la organización: "Si algo tenemos los deportistas es que sabemos que debemos aprovechar al máximo el tiempo para ser eficaces y eficientes".
 
Los sacrificios, de vez en cuando, pesan. Silvia Morán, de 18 años, asegura que "hay momentos en los que no podemos salir con los amigos y se pierde un poco de relación con ellos. Sabes que te estás perdiendo cosas". No obstante, "la satisfacción que da ganar no se cambia por nada".
 
Además de las cualidades físicas que todas deben poseer, el remo exige una técnica muy pulida y un elevado índice de compenetración. "Tenemos que remar como si fuéramos sombras las unas de las otras, imitándonos", explica Alicia Martínez, estudiante de primer curso de IngenieríaIndustrial. "A principios de año, nuestro principal problema era conseguir remar a la vez. Teníamos que aprender a compenetrarnos", prosigue.
 
De ir todas a una sabe mucho la timonel, Lucía Silva. La benjamina del grupo debe trasmitir la motivación suficiente a sus compañeras, animarlas en cada kilómetro, tanto si van primeras destacadas como si se ven superadas por las rivales. "Puede parecer que si alguna no rema con la misma intensidad que el resto nadie se da cuenta. Al contrario, en seguida se notan los tirones", afirma. 
 
Aunque la amistad entre ellas impera dentro y fuera del agua, ninguna niega la competitividad que las caracteriza. "Los hombres son siempre más tranquilos, pero las mujeres somos muy competitivas. A veces toca darse bocados", apunta Nuria. "No podemos relajarnos, porque, aunque seamos del mismo club, sabemos que todas no podemos estar en todos los botes, que siempre habrá alguna que se quedará fuera", declara Mónica Ruiz, de 17 años.
Al grito de "fuerza y unión" vuelven al trabajo, pues poco es el descanso del que se disfruta en la élite deportiva. Todas deben seguir cumpliendo las expectativas que sus entrenadores tienen depositadas en ellas. Sin bajar la intensidad, sin errar en ninguna palada y sin que la sonrisa vuele de sus ambiciosos rostros.

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