Los aficionados del Sevilla FC desplazados al Martínez Valero de Elche, en torno a los 700, sufrieron el celo de los cuerpos de seguridad. El encuentro fue declarado de alto riesgo, lo que hizo que la Policía tomara, prácticamente, los aledaños del estadio.
En un excesivo control, los aficionados sevillistas vieron como, además de ser fuertemente custodiados, se retiraron las banderas, incluso sin palos, lo que sorprendió a propios y extraños, con símbolos sevillistas o de la comunidad, sin ningún tipo de explicación, pues no se exhibían signos prohibidos por la ley. La fuerte custodia incomodó, como es lógico, la estancia de la afición sevillista en tierras ilicitanas.
En un excesivo control, los aficionados sevillistas vieron como, además de ser fuertemente custodiados, se retiraron las banderas, incluso sin palos, lo que sorprendió a propios y extraños, con símbolos sevillistas o de la comunidad, sin ningún tipo de explicación, pues no se exhibían signos prohibidos por la ley. La fuerte custodia incomodó, como es lógico, la estancia de la afición sevillista en tierras ilicitanas.
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