Como en las mejores películas, lo fuerte llega al final. Y en la presentación gaditana de la Vuelta a España número 69, la gran ronda española de 2014, el gustazo final del acto fue Sara Baras, apenas un detalle de su grandioso arte. En la carrera ciclista, la organizadora Unipublic pretende dejar el mejor sabor de boca el día del "fin del camino": en Santiago de Compostela.
La banda sonora sería, más o menos, así: "Buenas tardes desde Santiago de Compostela. No va más en la Vuelta 2014. Joaquim Rodríguez, líder, defiende su jersey rojo en una contrarreloj rapidísima de sólo 10 kilómetros ante el acoso de Vincenzo Nibali y Alberto Contador, que están a nada más que 10 segundos del catalán; Alejandro Valverde también opta al triunfo absoluto en esta edición verdaderamente apasionante, junto con Bradley Wiggins, a 13 segundos..."
Y aunque los sueños a veces se cumplan, como el de Chris Horner en la Vuelta 2013, éste probablemente sea demasiado calenturiento y lo lógico es que la carrera quede completamente cerrada y bien atada un día antes de la llegada diurna, en contrarreloj individual, a Santiago de Compostela. En la durísima cima de Ancares, que esta vez se sube hasta el final.
Esa es la conclusión a la que llega la mayoría de los expertos: la crono de Santiago dará una belleza singular al colofón de la Vuelta, pero la prenda roja no abandonará el cuerpecillo escurrido del escalador que la haya vestido en los Ancares. Y será una pasarela menos trabajosa para los cansados supervivientes que tomen la salida, apenas un cuarto de hora de paseo, en desconexión y pensando en un descanso previo al Mundial de Ponferrada.
La Farrapona
Para Fernando Escartín, director técnico de la carrera, la etapa reina no es la de Ancares, sino la que finaliza en La Farrapona, Lagos de Somiedo. Primero, porque es la tercera llegada en alto seguida y, en segundo lugar, porque acumula desnivel y dificultad superiores a los del resto de las jornadas de montaña. En efecto, la etapa 16 de la Vuelta 2014 no se conforma con una dura ascensión final, sino que incluye cuatro puertos de primera antes en sus escasos 158 kilómetros de recorrido; Colladona, Cordal, Cobertoria y San Lorenzo.
Las dos etapas precedentes no contienen tanto daño al cuerpo y al ánimo del ciclista. Es cierto que los Lagos de Covadonga exigen por su longitud y por los campos magnéticos de Pedro Delgado, pero también que no hay exigencia previa al acceso a la Santina. Y que en la etapa anterior se proponen enigmas de multiplicación para los preparadores y los proveedores de platos y coronas: tres últimos kilómetros entre el 17 y el 24 por ciento de pendiente en la inédita llegada a La Camperona-Valle de Sabero.
Hemos empezado por el final y ya no hay remedio. Tirando por el camino de en medio, la búsqueda de etapas para esprinters se hace ardua y nos traslada a tres capitales de provincia: Logroño, en circuito, Albacete, recuperada tras 11 años ausente, y quizá Córdoba, aunque el alto del Catorce Por Ciento a 25 de la ciudad del Califato limita la cantidad de hombre veloces aspirantes al triunfo de etapa. Otras opciones más claras son San Fernando, en la segunda etapa junto al mar, quizá Ronda y, con menor probabilidad, La Coruña.
La Zubia
La Vuelta 2014 que se presentó a lo grande en Cádiz, vivirá tres días en la provincia y recorrerá otras cuatro andaluzas. En La Zubia, a un paso de Granada capital, se desenvolverá la primera batalla cuesta arriba, en la sexta etapa. La subida inédita de Cumbres Verdes es de poco más de cinco kilómetros, pero presenta rampas respetables que producirán la primera fractura importante en el pelotón.
La siguiente ascensión sin referencias en la historia de esta carrera será la que se haga al Santuario de San Miguel de Aralar: pista de cemento en buen estado pero que se agarra al tubular durante 10 kilómetros de rampas bastante uniformes en torno al 10% de pendiente.
De La Camperona ya hablamos aquí -el recorrido íntegro fue publicado por MARCA el jueves- y hemos citado más arriba sus porcentajes rompecorazones. Menos cruel es otra llegada inédita, aunque Monte Castrove se ascendiera en 2012 en sentido inverso y en mitad de una contrarreloj. Esta vez la etapa, la 18ª, suma dos ascensiones por su vertiente más exigente y terminará en la cima. Apenas cinco kilómetros, pero que atragantan a cualquiera a esas alturas de carrera.
También escribimos entonces de la contrarreloj que parte del antiguo monasterio cisterciense de Veruela y termina en Borja tras 34,5 kilómetros de rodeos. Esta vez, Purito Rodríuez no aceptará correr con el plato de 58 que le recetó en Tarazona el ya ex preparador del Katusha Sebastian Weber, recién cambiado al Cannondale.
Esta Vuelta de 21 etapas contiene épica, drama, belleza, dolor, riesgo, arte, alegre bulería... Como lo que expresa Sara Baras en apenas 10 minutos. No podían haber elegido mejor.
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